Por Guillermo Rosés -Nov 2010
Si deseamos aproximarnos a la polémica suscitada acerca de un posible cambio climático, necesariamente debemos antes hacer una breve incursión al fenómeno del efecto invernadero.
Los rayos del sol que llegan a la Tierra y que al chocar intentan volver al exterior, son frenados parcialmente por los gases de la atmósfera, circunstancia que produce el calentamiento de la Tierra y permite su habitabilidad por el Hombre. De esos gases, es el agua el gas invernadero que interviene de forma decisiva (98%).
El CO2 desprendido de la quema de los combustibles utilizados por el Hombre, como el petróleo, el carbón o el gas cuya presencia en la atmósfera nadie discute que haya aumentado a lo largo de las últimas décadas, también tiene la propiedad de retener los rayos infrarrojos, por lo que en un plano teórico, la actividad de hombre podría llegar a aumentar por esta vía la temperatura de la Tierra.
Y a partir de esta argumentación brevemente esbozada, en apoyo de la tesis del calentamiento global causado por la intervención humana, el IPCC (International Panel on Climate Change) habla en sus informes de predicciones y escenarios, situando como variables centrales de sus modelos predictivos el CO2 y la evolución de la temperatura, pero dejando de lado otros factores que también pueden influir en el clima.
Para quienes sostienen la evidencia del cambio climático como consecuencia del calentamiento del planeta, surge en paralelo la paradoja del autoengaño de la población en su obstinación por la negación de la realidad, que sólo les hará reaccionar cuando las condiciones climáticas sean extremas.
Desde su perspectiva, las altas temperaturas del Polo Norte causadas por la intervención humana, provocan un enfriamiento tardío de los vientos en altura sobre el océano. Este retraso acumula una cantidad de vapor de agua anormalmente elevada, que produce a su vez lluvias también irregularmente intensas, torrenciales, a las que se suceden periodos de sequía de manera intercalada.
Si bien recientemente los argumentos en defensa de la presencia de un cambio climático artificial han debilitado su contundencia, aunque sólo sea de manera colateral y no directa, como los expuestos por Kerry Emanuel, uno de los autores más habitualmente nombrados al estudiar los efectos del cambio climático, que se desdijo de lo que publicó en 2005 en la revista Nature, donde había atribuido al calentamiento global el evidente aumento de la intensidad de los huracanes a lo largo de los últimos 30 años, los defensores del cambio climática causado por la intervención humana continúan abogando férreamente por la validez científica de su tesis.
Frente a ellos, se alzan otras voces cualificadas argumentando en contra del reconocimiento de la presencia de un cambio climático1, como la del jefe científico del Servicio Meteorológico británico (Met Office), indicando que “el calentamiento del planeta en el siglo XX sólo es posible atribuirlo a la interferencia humana usando modelos numéricos del clima”, postura crítica que defiende la inexistencia de datos científicos a partir de los cuales pueda establecerse una relación entre la acción humana y el calentamiento global. En otras palabras, negando la validez científica de la tesis del cambio climático preconizado por el IPCC.
En todo caso, no debe olvidarse que la caracterización climática se realiza a partir de la constatación empírica de las temperaturas medias y del registro de las precipitaciones, que son los dos elementos climáticos esenciales, a partir de los cuales pueden ir analizándose otros aspectos como la nubosidad, la insolación, el viento, etc., por lo que la evidencia de un cambio climático no puede en ningún caso basarse en modelos predictivos, sino empíricos.
Por otro lado, sí existe una prueba científica que desdice la validez de la premisa predictiva del modelo IPCC, y que pone de manifiesto que entre 1900 y 1940 la temperatura de la Tierra no sufrió ningún incremento pese a la liberación de CO2 a la atmósfera como consecuencia del consumo de petróleo; más aún, que entre 1979 y 1997 la temperatura del Planeta, lejos de aumentar, ha descendido ligeramente, lo que aleja el escenario de cataclismos anunciado por los promotores del cambio climático.
Todo ello me inclina a rechazar la teoría que defiende el cambio climático causado por la intervención humana.
Bibliografía:
Geografía - A.Fernández Fernández. Ed.Universitaria Ramón Areces
Antonio Ruiz de Elvira. El Mundo. 21 nov. 2010
Xavier Sala i Martin –El Periódico 8 ene 1999
M.Llamas –Libertad Digital, 30 marzo 2010
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1 Véase en este sentido la petición de cerca de 17.000 científicos promocionada por el Instituto de la Ciencia y la Medicina de Oregón (EE.UU) que puede encontrarse en www.oism.org/pproject
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